ARTÍCULO DE OPINIÓN: ''REFLEXIÓN INTERNA'' POR JOSÉ MIGUEL ROBLEDILLO.
Hace cien años que murió Pablo Iglesias Posse, y no puedo evitar preguntarme qué pensaría si viera en qué se ha convertido hoy su partido. Parece que sus postulados y principios hubieran desaparecido, no como resultado de una evolución ideológica consciente, sino como fruto de un borrado progresivo. No ha habido un debate o un cambio de paradigma que reconociera la necesidad de superar ciertas tesis; simplemente, se ha dejado que se pierdan.
La palabra “socialismo” ha caído en la banalización, no tanto por sus enemigos
históricos, sino por aquellos que debían proteger su significado. Se alzan los
puños al cantar La Internacional, mientras gran parte de la militancia desconoce
ya la historia y las luchas del movimiento obrero.
Hoy, apenas quedan figuras dentro del partido que orienten en lo ideológico, y
quienes aún resisten están agotadas, cansadas de luchar contra corriente,
muchas veces decepcionadas por el rumbo de los acontecimientos.
No escribo estas palabras para posicionarme en favor o en contra de ningún
liderazgo concreto. Más bien, es un grito desesperado que reclama una reflexión
interna, tan necesaria como ausente en estos últimos tiempos. Estoy cansado de la falta de proyecto, de ver cómo importa más el cargo o el
puesto que los valores ideológicos que un día nos llevaron a participar en política.
Siempre he tenido fe en la posibilidad de reconstruir el partido, confiando en que
los jóvenes, con ese espíritu inconformista que a veces se nos atribuye de manera
paternalista, lideraríamos ese proceso.
Sin embargo, cada día me resulta más
difícil mantener esa esperanza.
Se ha ido destruyendo la militancia de base, y no es un fenómeno aislado: cada
vez más parece ser un problema endémico de los llamados “partidos de masas”.
Algunos lo atribuyen a las redes sociales, otros a la ola reaccionaria que
atravesamos. Yo, en cambio, prefiero mirar hacia dentro: preguntarnos qué
estamos haciendo como organización.
Este problema no es exclusivo del partido matriz. También las Juventudes
Socialistas de España, que deberían ser la vanguardia de la crítica, la formación
política y la renovación ideológica, han acabado reproduciendo los mismos
esquemas burocráticos y clientelares. Lejos de ser un espacio de debate abierto y
transformación, las Juventudes parecen haberse convertido en una réplica en
miniatura del partido, preocupadas más por la gestión de cuotas, cargos y apoyos
internos que por la construcción de un verdadero proyecto político de futuro.
Se premia la obediencia y la lealtad ciega, mientras que la crítica, el debate y la
reflexión, pilares fundamentales de cualquier organización verdaderamente
socialista, son vistas con sospecha o directamente castigadas.
Esta dinámica no solo empobrece el debate, sino que aleja a quienes aún tienen
voluntad de comprometerse con una causa colectiva y transformadora. Si los
espacios juveniles pierden su capacidad crítica y su autonomía política, ¿Qué
esperanza queda entonces para la renovación real?
José Miguel Robledillo Beltré.
Vicesecretario General y de Valor Ideológico de JSAB.
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